Inventario CE0676
Clasificación Genérica Pintura
Objeto/Documento Cuadro
Autor/a Vázquez, Antonio (Fecha de nacimiento: 1485 - Fecha de defunción: 1563[ca])
Título Asunción de la Virgen con donante; Coronación de la Virgen con retrato de abadesa (título anterior)
Materia/Soporte Tabla
Técnica Pintura al óleo
Dimensiones Marco: Altura = 147 cm; Anchura = 60 cm; Profundidad = 7 cm
Soporte: Altura = 145 cm; Anchura = 58 cm; Profundidad = 4,50 cm
Descripción En esta representación de la Virgen confluyen varios temas marianos, dos relacionados estrechamente y a menudo superpuestos: la Coronación y la Asunción, y un tercero, la Inmaculada Concepción, escuetamente aludido por la presencia de la luna en creciente bajo sus pies. No obstante, considerando la totalidad de la composición estamos ante un episodio legendario según el cual "el apóstol Tomás, que se encontraba solo en el monte de los Olivos, vio ángeles que elevaban al cielo el cuerpo de María. Suplicó a ésta que le dejase una señal, y la Virgen dejó caer su cinturón " (L. Réau, 1996 1, II, p. 640). En el paisaje desarrollado en la parte baja del cuadro vemos la pequeña figura del apóstol incrédulo contemplando el prodigio de la Asunción de la Virgen hacia el rompimiento de gloria poblado de encendidos seres angélicos que la aguardan.
La figura orante de una monja con el báculo de abadesa, anacrónicamente inserta en el ángulo inferior izquierdo de la escena, corresponde a la donante de la obra, a cuya particular devoción respondería la elección del tema, resuelto con cierta ingenuidad por el buen oficio del pintor.
Iconografia Asunción de la Virgen María; Coronación de la Virgen María; Abadesa; Donante; Ángel
Datación 1530[ca] (anterior a esta fecha)
Contexto Cultural/Estilo Renacimiento español. Castilla
Lugar de Procedencia Convento de San Francisco (Franciscanos), Valladolid (m)(Valladolid Centro, Valladolid (p))
Lugar Específico/Yacimiento Convento de San Francisco (Franciscanos)
Clasificación Razonada Según Brasas Egido (2001): "Atribuida por Angulo a Antonio Vázquez y rechazada por Post, que la asigna al Maestro de Cisneros, posteriormente Martín González y Caamaño la reincorporaron al catálogo de este pintor en razón de su semejanza con otra tabla del mismo asunto conservada en Valdenebro (Valladolid), considerándola una de las obras más antiguas de su producción. Su temprana fecha -anterior a 1530- explicaría las diferencias de estilo en relación con otra Asunción (con Dios Padre en lo alto), perteneciente igualmente al Museo Nacional de Escultura, obra posterior y de carácter más renacentista.
Sobre el azul limpio del cielo, la Virgen, impasible y estática, flota en el aire. Tiene las manos unidas en actitud de rezar y posa sus pies sobre una creciente de la luna. Ricamente ataviada, viste manto azul verdoso ribeteado de orla dorada, hilo blanco y túnica de brocado. María es elevada al cielo por seis ángeles volanderos que la rodean, de los cuales los dos superiores sostienen la corona dorada que se disponen a colocar sobre su cabeza. En lo alto, en un rompimiento de cielo, un enjambre de ángeles niños espera entre nubes la llegada de María al Paraíso. Serían serafines, ya que se representan de color rojo, como es tradicional en esta categoría de ángeles.
La Virgen posee asimismo nimbo dorado imitando labor de metal y con decoración punteada rasgo este característico de la primera producción de Antonio Vázquez que posteriormente sería sustituido por una aureola dorada de rayos desiguales. La tipología de los ángeles, vestidos con largas túnicas ceñidas a la cintura por cordón que ondea al viento, repite los habituales modelos de ingenuo candor característicos del pintor.
Como es frecuente en el tema de la Asunción, la escena se funde con la representación de la Coronación de María, ofreciendo un buen ejemplo de superposición y asociación de ambos motivos. En realidad, los dos asuntos están estrechamente conectados y se confunden en uno solo, si bien lo más habitual es que María sea coronada por la Trinidad, como puede verse en un conocido grabado de Durero de su serie Vida de la Virgen, publicada en 1511. A ambos temas se suma también en la pintura de Antonio Vázquez el de la Inmaculada, al figurar la Virgen con la luna bajo sus pies.
Al contrario que en otras representaciones de este mismo motivo, el pintor concede mayor protagonismo al paisaje que, aún siendo de receta, es más cuidado que en otras versiones. Muestra un frondoso arbolado, rocas y una montaña azulada en el fondo. En el centro del mismo y bajo la Virgen, se descubre la pequeña figura de Santo Tomás, el apóstol incrédulo, con el sacro cinturón de la Virgen, que ésta dejó caer para convencerle de la realización del milagro. Según la leyenda, "el apóstol Tomás, que se encontraba solo en el monte de los Olivos, vio ángeles que elevaban al cielo el cuerpo de María suplicó a ésta que le dejase una señal, y la Virgen dejó caer su cinturón. Después se reunió con los apóstoles y les aseguró que el cadáver de la Virgen ya no estaba en su tumba. La abrieron, y así era: estaba vacía. Tomás contó entonces que vio a la Virgen elevarse al cielo, y mostró como prueba el cinturón que tenía en las manos" (L. Réau, 1996 1, II, p. 640).
En primer término y a la izquierda se representa una donante, una abadesa arrodillada y con báculo dorado. Identificada en alguna ocasión como Santa Clara por su hábito, parece ser más bien una religiosa de la orden del Cister, de uno de cuyos monasterios procede seguramente esta pintura. A este propósito, ya he señalado en anteriores aportaciones al catálogo de Vázquez, cómo pintor abordó con frecuencia temas relacionados con esta orden, para cuyos monasterios del territorio vallisoletano trabajó en varias ocasiones.
Frente a la donante, en el ángulo inferior derecho de la tabla, se aprecia un edificio, no siendo posible, por su carácter tan sumario, determinar si se trata de unas casas o de una iglesia. Tal vez pudiera ser la capilla de la Cintota, en Prato, lugar donde se venera el cinturón milagroso.
La pervivencia de arcaísmo, que vemos en esta y en otras pinturas de la primera producción de Antonio Vázquez, aparte de constituir uno de sus atractivos por su ingenuidad y carácter devoto de sus obras, debió de ser uno de los factores que más contribuyeron al éxito del pintor vallisoletano entre la clientela de su tiempo. Ello explicaría la favorable acogida de su obra y la abundancia de encargos, en un medio artístico fuertemente impregnado todavía de estética tardogótica flamenquizante."
Bibliografía ANGULO ÍÑIGUEZ, Diego. Pintura del Renacimiento. Ars Hispaniae, XII. Madrid (m): 1954. p. 110.

BRASAS EGIDO, José Carlos. Antonio Vázquez: nuevas adiciones a su obra. Boletín del Museo Nacional de Escultura. Valladolid (m): 1998-1999, Nº 3.pp. 18-22.

BRASAS EGIDO, José Carlos. Asunción de la Virgen con donante. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús(dir). Pintura del Museo Nacional de Escultura. Siglos XV al XVIII (I). Madrid (m): 2001. pp. 82-84.

BRASAS EGIDO, José Carlos. El pintor Antonio Vázquez. Valladolid (m): 1985. p. 33.

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Rosario. Depósitos del Museo Nacional de Escultura. Boletín del Museo Nacional de Escultura. Valladolid (m): 1996-1997, pp. 29-33.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. En torno al pintor Antonio Vázquez: nuevas obras. Archivo Español de Arte. Madrid (m): 1957, Nº118pp. 125-133.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José. Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid: Monumentos civiles de la ciudad de Valladolid, t. XIII. Valladolid (m): 1983. p. 107.

POST, Chandler Rathfon. The Later Renaisance in Castile. A History of Spanish Painting, vol. XIV. Cambridge: 1966. p. 79.
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